Roberto Gallegos rompe el silencio y ofrece una versión que desmonta las acusaciones recientes. Con datos personales, contexto familiar y una historia que se remonta más de seis décadas, Gallegos explica por qué ni él ni sus padres pueden ser considerados ocupas, y aclara los malentendidos que han circulado en los últimos días.
En un comunicado remitido por el Grupo Municipal Socialista, con imágenes de enseres embalados, la familia quiere demostrar cómo se está preparando, desde hace tiempo, su salida de la vivienda.

COMUNICADO
En primer lugar, la casa a la que se refieren ha sido de mi familia durante más de 60 años, primero el taller de mi abuelo y luego la casa de mis padres. Mi padre, como muchos empresarios que habían puesto sus bienes personales como avales de sus empresas, sufrió las consecuencias de la crisis económica, que se llevó por delante su empresa y todo su patrimonio, incluida esta casa que acabó en manos del banco que pasó a vendérselo a un fondo buitre y este lo ha vendido en octubre de 2025.
Por lo tanto, ante las acusaciones vertidas, aclarar que ni mis padres ni yo somos ocupas, porque ocupa es una persona que entra en una casa que no es suya.
Decir que tengo otra vivienda en propiedad con mi hermana, aunque no tengo problemas en reconocer que paso temporadas con mis padres porque son mayores, máxime en los últimos meses y años, cuando mi padre ha sufrido graves enfermedades, ocupándome de sus cuidados, atención y necesidades.
No he pedido dinero a esta señora. Lo que mis padres han pedido ha sido tiempo, tiempo para embalar más de 60 años de vida en esa casa, porque como ustedes entenderán después de 60 años lo que necesitan mis padres es tiempo. Hace semanas que les estamos ayudando a recoger y embalar toda una vida en esa casa.

